Donna Leon, Una historia propia
"Tenemos la grandísima fortuna, y ese plural te incluye a ti, querido letor, aunque no lo sepas, de vivir en la era del resurgimiento de Handel. Hace cincuenta años, sus óperas vivían solo en las bibliotecas o en las desdeñosas notas a pie de página de los musicólogos. Raramente se representaban y, cuando sucedía, se hacía la manera de la época, es decir, de mala manera, con las partituras de los castrati una octava más baja que en el original y el consiguiente efecto en la coloratura.
Los argumentos, que son mágicos, irracionales, absurdos, se consideraban ridículos en una época que prefería el realismo, incluso en las películas de Hollywood. ¿Y hombres que cantan con voz aguda? Por favor, querida, eso era impensable.
Sin embargo, aquí estamos, medio siglo más tarde, en una era que adora la transgresión y, ¿quién mejor para satisfacer nuestras necesidades que Handel? Argumentos locos, poco realistas: Armida llega en un carro tirado por dragones. ¿Podría James Bond superar eso? A Medea se la llevan otros dos; toma ya, Harry Potter. Un personaje femenino se viste de hombre para intentar seducir a la nueva novia del hombre que ambas aman y alejarla de él. ¿Quieres transgresión?".
Donna Leon, Una historia propia, Barcelona, Seix Barral (Planeta), 2023, 266 p.
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